Las células madre pueden ayudar a tratar la parálisis cerebral infantil

Este tipo de terapia de medicina regenerativa permite mejorar la funcionalidad motora y cognitiva de los pacientes
Las células madre se pueden obtener del cordón umbilical de los bebés cuando nacen. Foto: Freepik

Las células madre se pueden obtener del cordón umbilical de los bebés cuando nacen. Foto: Freepik

10 de abril de 2019 10:52
Gabriela Castellanos

El diagnóstico de parálisis cerebral en un niño puede ser devastador para su familia. Esta enfermedad afecta a un creciente número de personas en países de todo el mundo.

Se trata de un trastorno del tono muscular que afecta el movimiento normal del cuerpo que puede tener efectos en el área cognitiva. Existen algunos síntomas que pueden alertar sobre la enfermedad y aparecen generalmente en los primeros años de vida.

Músculos rígidos y reflejos exagerados, falta de coordinación muscular, temblores o movimientos involuntarios, problemas para alcanzar los hitos del desarrollo de las habilidades motoras, dificultad para caminar, problemas para tragar, dificultad para hablar, problemas para realizar movimientos precisos y convulsiones, según informa la Clínica de Mayo. A menudo, los pacientes que reciben este diagnóstico son tratados con fisioterapia para ayudar a mejorar el área motora. Pero hoy en día también existe un tratamiento que podría mejorar significativamente las condiciones de las personas con PCI.

El uso de células madre se ha aplicado en el tratamiento de enfermedades catastróficas como la leucemia. Hace poco, la Administración de Alimentos y Medicamentos del gobierno de los Estados Unidos (FDA) aprobó un estudio en el que se habilita el tratamiento de la parálisis cerebral infantil con células madre provenientes del cordón umbilical de los recién nacidos.

Todas las muestras que se recogen del cordón umbilical son examinadas antes de pasar al proceso de criopreservación. Foto: Vicente Costales / Familia

Todas las muestras que se recogen del cordón umbilical son examinadas antes de pasar al proceso de criopreservación. Foto: Vicente Costales / Familia

“En estos casos, lo que hace la célula madre no es regenerar la célula dañada, sino aumentar la circulación periférica para que ese órgano reciba más oxígeno y pueda compensar y así funcionar mejor”, explica la doctora Bernarda Jara, hematóloga y directora médica de Biocells. Es decir, el trastorno no se cura, pero los pacientes tienen mejoras significativas a nivel motor y cognitivo.

Las células se recogen inmediatamente después del nacimiento con un equipo especializado. Luego se lleva la muestra al laboratorio y se realizan estudios para verificar que cumpla con ciertas condiciones como una cantidad de células suficiente, que no existan enfermedades infectocontagiosas o microorganismos patógenos.

Si pasa la prueba, la muestra se guarda en un tanque criogénico (que se enfría con nitrógeno líquido hasta alcanzar muy bajas temperaturas), explica Patricio Valencia, director de laboratorio de Biocells. En este banco de células madre existen unas 12 200 muestras almacenadas.

Para la preservación, se coloca las células con azúcar en contenedores especiales. De esta forma se asegura que las células no se mueran en las bajas temperaturas. Si llega el momento de utilizarlos, se pasa por un proceso de descongelamiento. Cada persona tiene una única oportunidad de usar su muestra.

El proceso de implantación de células madre no es invasivo. Según los expertos, se introducen en el cuerpo a través de un suero. “Por memoria genética, las células saben a dónde deben ir, qué es lo que tienen que hacer e incluso cuándo van a morir”, dice Jara. De esa forma, se puede empezar a ver cambios en las siguientes semanas a la implantación.

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