Muchas personas llegan a fin de mes con la preocupación de no poder pagar las cuentas o cuadrar el presupuesto con los gastos realizados. Desde noviembre, las metas de ahorro se vuelven más complicadas, pues empieza la temporada de festividades, reuniones, regalos y gastos extras que no suelen tomarse en cuenta. En ocasiones, la economía familiar puede sufrir un desbalance.

Para evitar estos inconvenientes es muy útil empezar a realizar un presupuesto en los primeros días de noviembre, con el fin de dar un buen uso a los ingresos de los últimos dos meses y que una parte del decimotercer sueldo también se destine a las cosas que son prioridad para la familia o para el desarrollo personal. Mientras que para los gastos extras o imprevistos se destine cada mes una cantidad fija.

“Se podría creer que ahorrar es guardar el dinero que sobra al finalizar el mes, después de haber cubierto todos los gastos fijos y variables que se hayan realizado, pero lo aconsejable es destinar un monto al ahorro y contemplarlo como parte del presupuesto mensual”, explica Renato Cumsille, vicepresidente de marketing del Banco Internacional.

Hacer el presupuesto no tiene que ser complicado, simplemente hay que ser observador con los gastos mensuales. Aprender a distinguir entre los gastos fijos y variables. Asignar siempre una cantidad de dinero estimado, puede ser una ayuda para el ahorro ya que si no se gasta en su totalidad ese dinero se puede guardar.

Una herramienta útil para el ahorro puede ser definir las metas del hogar, por ejemplo: estudios de los hijos, casa propia o la compra de un auto. Después de establecer este objetivo para toda la familia será mucho más claro por qué y para qué están ahorrando. Si es difícil ahorrar de forma voluntaria, se puede abrir una cuenta de ahorro programado para que se debite automáticamente una cantidad cada mes.