Combinar la presencialidad con la virtualidad en clases es posible con la incorporación del método híbrido en la educación. Mantener la conectividad y el contacto directo entre profesor y alumno al mismo tiempo permitirá alcanzar nuevos objetivos en la formación académica de los estudiantes.

María Gómez, directora de Innovación Docente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), apunta que los sistemas educativos tienen diferentes modalidades para elegirlos. El híbrido acoge el tradicional y el virtual y los convierte en uno solo.

El sistema ‘online’ tuvo un mayor desarrollo a escala mundial por la pandemia, lo cual aceleró un proceso que de lo contrario hubiera sido difícil implementar.

El no perderse las clases de cierta asignatura por enfermedad, situaciones climáticas, entre otras, son algunas de las ventajas que ofrece el nuevo sistema educativo.

Permite a los estudiantes tener a la mano una guía constante del docente, tanto presencial como virtualmente, para solventar dudas en torno a tareas escolares.

Para los profesores también trae ventajas. Les permite hacer más dinámicas las clases. Pueden incluso incorporar invitados internacionales o nacionales sobre algún tema en particular para que los estudiantes desarrollen aún más su capacidad investigativa, sin tener que trasladarse a otro lugar.

Gómez explica que el esfuerzo por mantener un mejor sistema educativo no solo está a cargo de los estudiantes y del cuerpo docente, sino que la institución educativa se debe involucrar en la implementación de nueva tecnología (computador, Internet, material) y espacios aptos para el desenvolvimiento académico.

Diego Robalino, profesor del Colegio Fiscomisional María Agusta Urrutia Quito, sostiene que la incorporación de la educación híbrida es un gran paso para los estudiantes y el cuerpo docente.

Señala que por la pandemia hubo alumnos que obtuvieron calificaciones menores por la falta de aprendizaje y el poco conocimiento de las asignaturas. Por eso, el retorno en esta nueva opción incrementará el estudio al tener una guía directa con el profesor ante dudas de las clases.

Un temor común entre los alumnos es la carga de pruebas y trabajos al regresar a clases; sin embargo, Gómez aclara que en el escolar híbrido el docente debe actuar como un facilitador del aprendizaje, mas no como un ente de imposición al tomar lecciones sin una previa actualización del conocimiento.

Mantener una adecuada comunicación entre profesor y alumno en torno a las actividades escolares facilitará el desempeño entre ambos involucrados, es decir, se deben acoplar a las modalidades presencial-online con la utilización de las herramientas tecnológicas disponibles.

Este nuevo modelo educativo ayuda a desenvolverse a los estudiantes, pero no es aconsejable para todos. Gómez y Robalino concuerdan en que este método funciona con bachillerato y universitarios.

En el primer caso sirve bien por el desenvolvimiento que ellos ya tienen en un mundo social, es decir, estos alumnos ya no necesitan un seguimiento continuo de los padres de familia en las actividades escolares. Además, les ayudará un tiempo libre para realizar deportes, lectura, juegos, etc.

En el caso de los universitarios podrán combinar el tiempo de estudio con un trabajo. Al tener un horario dividido entre presencial y virtual no descuidarán ambos aspectos y les permitirá mantener un desarrollo económico y académico. En Ecuador, el modelo podría adaptarse cuando los alumnos tengan la misma oportunidad de conexión y movilidad.