No puedo guardar más silencio
Defiendo la libertad de expresión, mas no la grosería. Defiendo la libertad en toda su grandiosidad, mas no al libertinaje. Soy católica, respeto a las otras religiones y a quienes son agnósticos o ateos. Pero exijo el mismo respeto. Amo a Dios y a mi madre celestial la Virgen Santísima. Entonces, ¿cómo podría callar ante palabras y expresiones soeces e insultantes, que atacan a lo que yo amo? Después de aludir a una vulgar canción acerca de pájaros, Aura Lucía Mera dice en su artículo del 23 de febrero de El Comercio: “A María, el pájaro fue una paloma que aleteó, iluminó el recinto, cumplió su deber y salió volando”. Después llama a María Magdalena una prostituta (utilizando la palabra vulgar, por supuesto) “….la iban a lapidar y la salvó la campana y un costoso ungüento en frasco de alabastro”. Desgraciadamente está de moda atacar a la iglesia cristiana en general, y a la católica en especial. Si Mera desea explicar, en su opinión, cómo en el catolicismo la mujer ha sido segregada, debe decirlo con respeto. Pero lo dice feo, con inquina, y hasta en medio de una confusión histórica religiosa.