lunes 12 de abril 2021

Sombras nada más

Edna Iturralde

-¡Mira qué bien!, ahora podremos estar juntas un ratito. ¡Qué alegría! La luz de estas velas es perfecta. -Así es. Estoy de acuerdo. No nos engruesa ni nos enflaquece. Te veo sentada igual que yo, aunque a ratitos te levantas y te pierdes. No obstante, regresas y no cambias. -Me gusta volvernos a ver, amiga. Especialmente en este restaurante. Es pequeño y acogedor… -Sí. Y perdona que te interrumpa, pero en la claridad del sol a veces te ves deforme, querida. -Ah, ¿sí? Pues, tú también, querida. Además, a medio día huyes y no sé exactamente a dónde te vas. -Pues, tú también huyes y lo haces tan bien que desapareces como si te hubieras perdido. -Mmmm. Pensé que hoy no discutiríamos. No tenemos por qué. Mi vida es tan oscura como la tuya y nos viene bien relajarnos un poco, ¿verdad? -¿Relajarnos has dicho? Eso es imposible y tú lo sabes. Lo que pasa es que te quieres pasar de viva. Para poder relajarnos dependemos de otros. Solo la muerte nos relajará. -Está bien. Tienes razón. Pero ahora quiero disfrutar el momento y deslizarme así y…. ¡Ayyy! Apagaron una de las velas y ahora… ¡Ahora, la otraaa! ¡Adióóós!