Las caries son una de las enfermedades dentales más frecuentes entre los niños. Según cifras del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, se calcula que alrededor de 20% de chicos entre los 5 y los 11 años tiene al menos una carie.

Las caries son zonas en la superficie de los dientes que se han dañado y que se convierten en pequeños orificios. Según la odontóloga Teresa Torres, en la boca hay bacterias que pueden mezclarse con la comida y forman placa bacteriana. Luego, esas bacterias utilizan el azúcar y el almidón para generar ácidos que destruyen el esmalte propio de los dientes.

Es por esta razón que los niños son generalmente más propensos a desarrollar caries. Durante esta edad es común que ingieran productos muy dulces, por lo que las bacterias encontrarán más ‘alimento’ para desarrollarse y causar daños al esmalte.

En principio las caries no suelen presentar síntomas, pero cuando no se tratan aparecen ciertas complicaciones como dolor de muelas, sensibilidad, manchas en los dientes, dolor al morder y agujeros visibles en los dientes. En ocasiones, las bacterias que ingresan en los dientes y dañan el esmalte también pueden llegar a la parte interna de las piezas y causan dolor, porque afectan a los nervios. En casos muy severos, la inflamación y la infección pueden llegar hasta el hueso.

Por esta razón, la higiene dental apropiada es fundamental. Por un lado, evita la formación de placa bacteriana y del sarro que luego dañe el esmalte de los dientes. Además, el uso adecuado de la pasta dental ayuda a los dientes a reemplazar los minerales que se pierden y a reparar el esmalte. Por ello los especialistas recomiendan utilizar pastas a base de flúor.

Una vez que se forman caries es indispensable acudir a un odontólogo para que pueda limpiar y rellenar el orificio para evitar que el daño se extienda a la parte interna del diente.

En el caso de los niños también es necesario controlar el consumo de bebidas azucaradas y golosinas que pueden incrementar el riesgo de desarrollar caries, así como visitar al odontólogo dos veces al año para una profilaxis completa
de la boca.