¿Por qué se produce la intolerancia a la lactosa?

Esta enfermedad puede causar molestias gastrointestinales constantes
La intolerancia a la lactosa es un tipo de alergia muy común.

La intolerancia a la lactosa es un tipo de alergia muy común.

26 de agosto de 2020 20:32
Gabriela Castellanos

La intolerancia a la lactosa es un trastorno común que provoca en las personas síntomas digestivos como hinchazón o distención abdominal, diarrea y gases después de consumir lácteos. Esta afección también se convierte en un problema ya que puede impedir que los pacientes reciban suficientes nutrientes como calcio y vitamina D.

Según el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, la intolerancia a la lactosa es causada por la malabsorción de la lactosa, el azúcar que se encuentra en la leche y sus derivados. En las personas que tienen intolerancia a este producto, el intestino delgado produce bajas concentraciones de lactasa, una enzima para digerir la lactosa.

La intolerancia a la lactosa se diagnostica a través de la historia clínica y familiar y de pruebas médicas. Lo primero que se debe hacer una vez que se confirma el diagnóstico es hacer cambios en la dieta. La recomendación será reducir o eliminar por completo la lactosa. Otra opción son los productos con lactasa que pueden ayudar a aliviar los síntomas.

En el mercado hay alternativas de productos sin lactosa como leche, yogur y queso. Pero las personas también deben estar pendientes de los alimentos procesados que consumen. En ocasiones se puede agregar lactosa a pan y productos horneados como galletas y pasteles, ciertos cereales, algunas sopas, margarina, algunos aderezos de ensaladas, ciertas carnes procesadas como tocino, chorizo, salchichas, proteínas en polvo y barras y cafés preparados.

El problema con dejar de consumir lácteos es que el organismo puede dejar de recibir ciertos nutrientes esenciales como el calcio y la vitamina D. Los médicos recomiendan incluir otros alimentos como pescado con espinas blandas, brócoli, hortalizas de hoja verde, naranjas, almendras, nueces, fréjol seco, tofu, alimentos enriquecidos en calcio, jugos de fruta y leche de soya.

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