Aunque al principio parecería que los bebés no hacen más que comer, dormir, llorar y ensuciar pañales, la realidad es que los niños empiezan a aprender nuevas cosas desde el primer día de su vida. A través de sus sentidos empieza a conocer el mundo que la rodea y también a comunicarse con sus padres y las personas que la cuidan.

Según Healthy Children, una organización aliada de la Academia Americana de Pediatría, los infantes tienen la habilidad de ver rostros y objetos de diferentes formas, tamaños y colores. También son capaces de reconocer las voces de sus padres. Los bebés ya nacen sabiendo succionar la leche de su madre, expresar sus necesidades a través del llanto e incluso, en ciertos casos, calmarse solos.

Su aprendizaje es el resultado de un proceso evolutivo pero, al igual que con otros mamíferos, el rol de los padres es clave para que puedan aprender más cosas. Así, se puede decir que mamá y papá son los primeros maestros de los niños. Este papel es fundamental ya que las experiencias en los primeros meses son muy importantes.

A través del cuidado, la atención y el cariño los bebés aprenden a sentirse seguros, a entender y procesar nueva información y a crecer saludablemente. Los padres deben aprender a identificar si sus hijos prefieren más o menos actividades, si son más ruidosos o si son más callados. Estas son características importantes de su personalidad y serán útiles para poder ayudarlo a aprender.

La mejor manera de lograrlo es a través del juego. Hay que buscar actividades que ayuden a los niños según su edad. También se debe trabajar en su socialización con otras personas. La recomendación de los especialistas es estar atentos a los objetos que llaman la atención de los niños y también utilizar herramientas como gimnasios y mesas de juegos que contengan diferentes texturas, formas y colores.