Cuando se declaró la emergencia sanitaria y nos pidieron ir a casa, hubo sentimientos encontrados. Cada quien recibió de distinta forma la noticia del teletrabajo, la teleeducación y los confinamientos.

El inicio del año escolar en modalidad virtual hace que sea necesario tomar en cuenta algunas medidas para asegurar la calidad de la conexión a Internet. Algunas cifras locales hablan de que, en promedio, cada hogar tiene dos estudiantes en casa y, al menos, un teletrabajador. Por tanto, las posibilidades de que la red se sature son muy altas.

El proceso de adaptación a la nueva realidad está en marcha y, aunque la pandemia tomó a la mayoría de personas por sorpresa, generó cambios inmediatos en la cotidianidad, en la forma de relacionarse con las personas, en la manera de trabajar y de cuidarse a uno mismo.

Aunque muchas personas ya volvieron a las jornadas de trabajo presenciales, hay quienes todavía permanecen en casa realizando teletrabajo. En ambos casos puede ser complicado ajustar los horarios para poder mantener un régimen de actividad física adecuado.

Debido a la pandemia miles de personas se encuentran trabajando desde casa. Sin embargo no todas han podido adaptar un lugar de trabajo adecuado que, además de permitirles ser más productivos, evite lesiones.

A raíz de la cuarentena, millones de personas debieron refugiarse en sus hogares y adaptarse a una nueva realidad en la que debían encargarse no solo de los quehaceres domésticos, también del cuidado y educación de los niños, el teletrabajo, la actividad física y la salud mental de todos los muembros de la familia. Todas las ocupaciones pueden tener un impacto en la productividad de los individuos.

La nueva modalidad de trabajo en el país (teletrabajo), a causa del covid-19, ha supuesto un reto para todos. No solo la organización que requiere para cumplir con el horario y las actividades del trabajo regular, sino también lo que implica organizar el cuidado del hogar y de los hijos.